EL HIJO DEL HOMBRE VA A SER ENTREGADO. QUIEN QUIERA SER EL PRIMERO, QUE SEA EL SERVIDOR DE TODOS.

Parroquia San Francisco de Asís - Evangelio Domingo 19 de Septiembre 2021

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS (8, 27-35)


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.

Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.”

Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.

Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutíais por el camino?” Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.

Jesús se sentó llamó a los Doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.”

Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.”

Palabra del Señor.


COMENTARIO AL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO

¿POR QUÉ LO OLVIDAMOS?

Cuenta una leyenda que, en una ocasión, una mujer budista acudió al templo con su hijo muerto. Su niño era una criaturita de seis años.

Lo llevaba en brazos y, con lágrimas en los ojos, le gritaba a la imagen de Buda pidiendo que lo curase. Y el Buda le dijo que se lo podría traer de nuevo a la vida si ella le llevaba unas semillas de mostaza.

Pero con una condición: debían ser semillas recogidas en la casa de alguna persona que no estuviera sufriendo ningún dolor desde el año anterior.

La mujer dio un salto de júbilo y salió corriendo a buscar lo que se le pedía. Fue de casa en casa hasta que recorrió casi toda la Tailandia. Al poco tiempo volvió a Buda con las manos vacías.

Pero esta vez ya no pidió la curación de su hijo. Había comprendido que no hay ningún hombre sin sufrimiento en esta tierra.

¿A cuántas personas conoces tú, que no sufran algo en la vida?

El evangelio de hoy, con su mensaje eterno, nos confirma esta enseñanza. Después de la confesión de Pedro en Cesárea de Filipo, nos cuenta san Marcos que Jesús comenzó a instruir a sus apóstoles: “El Hijo del hombre – les dijo – tiene que padecer mucho, ser condenado por los sumos sacerdotes y por los ancianos del pueblo, ser ejecutado y resucitar a los tres días”.

El sabía muy bien que ése era el camino de nuestra redención. Más aún, pudiendo haber escogido otros caminos diferentes para salvarnos, quiso escoger precisamente éste. ¿Por qué?

Es un misterio. Pero, al menos, estamos seguros de que el camino de la cruz es el más conveniente para nuestra salvación porque fue el que eligió nuestro Redentor.

Cuando Pedro quiso apartar al Señor de esta senda – pues, al igual que nosotros, no entendía por qué su Maestro tenía que sufrir – se llevó la gran “reprimenda” de su vida: “¡Apártate de mi vista, Satanás! – le dijo el Señor a su apóstol predilecto – porque tú piensas como los hombres y no como Dios”.

Es decir, que sólo podemos entender el lenguaje de la cruz por medio de la fe, que nos coloca en el punto de vista de Dios.

Y, al final de este evangelio, nuestro Señor añade: “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga”.

Enseñanza contundente, clarísima, ineludible. Si somos cristianos, hemos de seguir a Cristo abrazando con fe y con amor nuestra propia cruz. Entonces, ¿por qué nos extrañamos cuando ésta se presenta en nuestra vida?

Hemos de pedirle a nuestro Señor, más bien, la generosidad, la fortaleza y el amor necesarios para ser cristianos de verdad, siguiéndolo por el mismo camino que va recorriendo El, delante de nosotros.

P. Sergio Córdova LC

Él había de resucitar de entre los muertos.

Parroquia El Altet - Evangelio Domingo 21 de Abril 2019

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (20, 1-9)


El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. »

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor


COMENTARIO AL EVANGELIO

Hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. (Juan 20: 9)

La Escritura a la que hace referencia este versículo específicamente es Isaías 52, 13-53, 12 en el que vemos al Siervo del Señor, sufriendo, pero en medio de una atmósfera de triunfo.

Era una figura misteriosa para un judío de la época, por eso los discípulos tuvieron esa especie de revelación y entendieron estos escritos que siempre habían hablado de Jesucristo, muerto y resucitado por nuestras transgresiones.

El sepulcro vacío, la ausencia del cuerpo del Señor y las vendas “desinflados” en el lugar donde había yacía el cuerpo antes sin vida de Jesús, el sudario doblado en un sitio aparte, todo ello, junto con las posteriores apariciones de Jesucristo, son argumentos a favor del hecho de la Resurrección.

Santo Tomás escribió al respecto: “Cada uno de los argumentos de por sí no bastaría para demostrar la resurrección, pero, tomados en conjunto, la manifiestan sficientemente; sobre todo por el testimonio de la Sagrada Escritura (Lucas 24, 25-27), el anuncio de los ángeles (Lucas 24, 4-7) y la palabra de Cristo confirmada con milagros” (Summa Theologiae 3, 55, 6 ad 1)

Bienvenido, Robin

Bienvenida Robin - Parroquia El Altet

Primera Eucaristía Robin - Parroquia El Altet

Ayer, sábado 1º de Septiembre del 2018, tuvo lugar en la Iglesia de Santa María del Mar, la toma de posesión de nuestro nuevo párroco, Robin.

Sí, simplemente Robin.

Nuestro nuevo párroco hizo especial énfasis en que le gustaba mucho más ser llamado “Robin” a secas, en lugar de su nombre completo Robinson Tobón Fernández, e incluso nos dijo que prefería ser llamado “Robin” en lugar de “Padre Robin”.

Un gesto de cercanía y amistad que fue muy bien recibido por todos los que estábamos presentes durante la celebración, y que esperamos poder mantener y honrar por muchos años más..

A la misa asistieron representantes de nuestra Diócesis, entre ellos el Vicario Epicospal, José Antonio Valero, el Canciller, Don Joaquín López Serra, nuestro queridísimo Padre John quienes fueron testigos de la renovación de votos sacerdotales de nuestro nuevo párroco.

En su breve discurso, Robin se comprometió a estar al servicio pleno y total de la comunidad de El Altet y las parroquias de Arenales del Sol y Balsares.

De nuestra parte, querido Robin, cuenta con el compromiso de seguir sirviendo con humildad, cariño y dedicación a nuestro Señor Jesús, quién seguirá guiándonos, como siempre lo ha hecho, a través de tus palabras y de tus atenciones hacia nosotros.

¡Que seas bienvenido a esta, tú Parroquia!