La paz os dejo; mi paz os doy.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 14, 23-29


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado.” Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo.

Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».

Palabra del Señor


COMENTARIO AL EVANGELIO DE ESTE DOMINGO

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. (Juan 14, 25-26)

Hay un refrán que dice obras son amores y no buenas razones, pues a algo parecido alude la primera parte del Evangelio de hoy. San Juan Crisóstomo lo expresó de esta manera: Esto es en verdad el amor: obedecer y creer al que se ama (S. Juan Crisóstomo, in Ioannem 74)

En definitiva, no podemos decir que amamos a Dios si, al mismo tiempo, odiamos al prójimo (1 Juan 1,9), o que amamos a Dios y también amamos el mundo (1,15), pueden darse (y de hecho, suelen darse) muchas contradicciones de este tipo.

El Evangelio continúa con la promesa del envío del Paráclito, del Espíritu Santo. Con relación a esto, es interesante ver cómo aquí Jesús ya distingue claramente las tres personas de la Santísima Trinidad: el Padre enviará el Espíritu Santo en nombre de Jesús.

Esta promesa sabemos que se cumplió en plenitud en Pentecostés. Otro aspecto digno de mención es el nombre atribuido al Espíritu Santo: Paráclito.

Esta palabra viene del griego para (junto a, del lado de) y kalein (llamar), sería algo así como llamar al lado de uno, de ahí que se suela traducir esta palabra también como El Consolador, El Abogado, El Defensor.

Lo más importante aquí es que ya se nos desvela la misión concreta del Espíritu Santo: conducirnos hacia la verdad plena y defendernos, consolarnos durante nuestro caminar por este mundo, así como también recordarnos lo que Jesús nos ha enseñado para así poder cumplir lo del principio: manifestar un amor nacido de la escucha y el aprecio por sus palabras.

Feliz y bendecida semana para todos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.